Lagrimas que caen a través de mis mejillas, frutos de errores jurados una y otra vez que nunca más se volverán a cometer. Lagrimas que no quieren caer, que resisten por quedarse dentro y no salir nunca, pero que terminan hundiéndose en el pozo de la tristeza. Lagrimas que no quieren vivir, que gritan poder volver atrás, a un mundo en el que todo era fácil. Lagrimas que duelen, que matan, que se clavan como alfileres en la piel, que te hacen despertar y ver lo ingenuo del ser humano. Lagrimas, que aunque intenten enseñar, mueren en el intento.
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