We know what we are, but not what we may be

25 de febrero de 2011





















Tengo una mirada que se va volviendo más y más descarada cuando sé que no puedes mirarme. Porque ni siquiera te has fijado en mí, no puedes verme, ni pretendo que quieras verme. Observo cada paso que das, cada gesto, cada esquina que cruzas, tengo un chofer a mi disposición 24 horas y que sin tu saberlo, sé dónde vives, a qué hora sales, cuándo comes, cuándo duermes, con quién te acuestas, con quién discutes, en dónde trabajas y te depilas semanalmente en la peluquería de la acera de enfrente. Sé todo sobre ti, sé que duermes con un oso de peluche, sé que no puedes resistirte a llamar a tu madre para que te de la receta de alguna comida o te recuerde cómo poner a lavar la ropa de colores oscuros, sé que pintas profundamente bien pero nunca has querido mostrar tus obras, sé que tienes motivos para odiarte porque siempre has sido un hombre mujeriego y vividor, sé que escondes en tu caja fuerte, pero ya eso es demasiado privado. Sin embargo, tú nunca sabrás nada de mí, porque no me conoces, ni creo que me conozcas. Siempre estuve aquí, en lo alto del cielo, siempre fui esa estrella que está y que nunca brilla, esa que nunca podrás ver. Sé que serás feliz, pero te aseguro que nadie te amará como te amo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario