Podemos reír hasta que den las 2 de la
mañana, demostrar una vez más que cuando podemos, a pesar de las buenas notas,
somos unas catetas; podemos, sin darnos cuenta estar llorando al minuto
siguiente o dejando que el humo se lleve los recuerdos amargos. O incluso
podemos olvidar que lloramos. Podemos sentarnos y dormirnos en cualquier parte
e incluso despertarnos con una sonrisa en la cara a pesar del dolor que nos
cause el alcohol. Pero como siempre, desde que las conozco y aunque me ralle
seguiré diciendo, GRACIAS. Por todo y a veces por nada. Por callaros cuando
tenéis que hacerlo y pegarme en el momento oportuno. SOIS COSA DE MUCHO.
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